Con lo vagas, genéricas o sofisticadas que
suelen ser las letras de los grupos y cantantes pop rock, a primera oída las
del nuevo disco de Beto Cuevas pueden no escapar a esa regla. El protagonista
de estas canciones invita a ver de nuevo al mundo renacer, siente que va a
llegar un nuevo sol y dice que su vida aún transita en vía de una
transformación, entre otros versos similares de un disco que, de hecho, se
llama así, Transformación. Pero en el contexto actual, lejos de sonar vagas o
genéricas estas líneas se oyen casi contingentes viniendo de Beto Cuevas,
porque él es justo la clase de cantante que está a medio camino, en tránsito,
entre dos mundos: uno que ya fue y uno actual.
Empezó a cantar en 1989, se hizo grande en
los '90, y grande es poco decir: Es sabido que llegó a ser una superestrella
pop regional con La Ley en la era final de la industria del disco. Hoy, en
cambio, el negocio de la música pasa mucho menos por el disco y mucho más por
Internet y por la televisión y sus "programas de talento", que son
los nuevos trampolines a la fama. Y Beto Cuevas, que canta sobre un nuevo sol y
sobre un mundo que va a renacer, tiene aquí la capacidad de adaptarse y
producir un disco a tono con ese mundo, y hasta le da el tiempo para estar en
el más exitoso "programa de talentos" y, por supuesto, no en Chile,
sino con Miguel Bosé y Paulina Rubio en México, donde se ganó su status de
rockstar hace una década.
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